La bandera que enarboló Carlos Manuel de Céspedes estaba inspirada en la de Chile. Fue confeccionada por Candelaria Acosta (Cambula), pero la estrella fue dibujada por Emilio Tamayo. Esta bandera fue utilizada en Oriente como la bandera de la nueva República en Armas hasta que en la Asamblea de Guáimaro se adoptó la de Narciso López.
La idea inicial de Carlos M. de Céspedes, desde ese momento ya Padre de la Patria, era tomar la ciudad de Manzanillo, no sólo por la cercanía al lugar del pronunciamiento, sino, por la importancia de la plaza; sin embargo, la pérdida del factor sorpresa, la falta de experiencia marcial de los complotados y la carencia de armas de fuego, le hicieron desistir de la idea. No obstante, como prueba irrecusable de la intención queda para la historia la composición por parte del mismo Céspedes de la Marcha a Manzanillo, himno patriótico con el cual pensaba soliviantar el espíritu público de los manzanilleros cuando tomara la plaza y la firma del Manifiesto de la Revolución, rubricado en Manzanillo y no en el lugar donde ciertamente se verificó y juró: el ingenio Demajagua.
Después de terminada la reunión convocada por Carlos Manuel de Céspedes en La Demajagua y ante la imposibilidad de tomar la portuaria ciudad de Manzanillo, los revolucionarios -en un número aproximado de 600-, deciden marchar hacia Sierra de Naguas con el objeto de aumentar las fuerzas insurgentes; sin embargo, a su paso por el poblado de Yara son dispersados por una columna española proveniente de Bayamo. El comienzo de la Guerra de los Diez Años se ha identificado con Yara debido precisamente a que mientras la reunión y planteamientos realizados en La Demajagua pasaron inadvertidos inicialmente, la derrota de los insurrectos en el asalto al pueblo de Yara al serle comunicada al Capitán General fue lo que recogió la prensa de La Habana y Madrid.
Bandera de la Demajagua, usada por primera vez durante el grito de Yara
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